¿QUE PUEDO HACER YO? IGUALDAD EN II.PP.


Es cierto que una cosa es hablar o criticar sobre algo, y otra distinta es ponerse a ello. Lo primero es más fácil.

Voy a intentar enumerar tantas ideas me vengan a la cabeza como me sean posibles, pensando en ese "granito de arena" que podría aportar a la igualdad en mi puesto de trabajo.





Como ya he dicho en escritos anteriores, mi oficio es funcionario de prisiones, cuerpo de ayudantes. Trabajo en contacto directos con internos e internas y entre mis oficios, según reza en el reglamento penitenciario, es vigilar y custodiar a estas personas privadas de libertad. Por suerte, éste trabajo mal llamado "ayudantes" es mucho más de lo que la ley desarrolla, hacemos de médicos, de psicólogos, de juristas, de fontaneros, de maestros, de hermanos mayores, de padres,... Todo ello hace que yo pueda aportar mucho más por la igualdad en mi centro penitenciario de lo que cabría esperar de un funcionario de prisiones aluso si nos dejamos llevar por la imagen recurrente y nada acertada de las películas americanas.

Centrándome en el tema que nos ocupa, puedo vislumbrar dos sectores a los que puedo hacer llegar de alguna manera mi "granito de arena". Por un lado, obviamente, están los internos/as y por otro están los/as profesionales que promueven y proporcionan a éstos la educación y formación, tanto académica como laboral. También cabe nombrar a los mandos de la prisión, cuyas decisiones son, al fin y al cabo, las que todos los trabajadores a su disposición llevamos a cabo. Por último cabría pensar, a mi entender, en el<7la defensor/a del pueblo, tanto comunitario como a  nivel estatal, ya que a través de éste se puede "aconsejar" a los órganos directivos de la administración central a llevar a cabo ciertas medidas intramuros en pro de la igualdad.

Por tanto, hablaba de los internos, de forma que:

- Podría dialogar con ellos/as durante mis horas de trabajo, por ejemplo mientras vigilo los patios, sobre qué piensan ellos sobre igualdad y que pienso yo, poner puntos de vista en común e intentar hacerles ver que la desigualdad de género debe quedar atrás, que deben empatizar con el sexo femenino (los hombres) o que el sexo femenino debe empoderarse (las mujeres). También me gustaría escuchar ejemplos sobre situaciones vividas por ellos/as donde ha existido desigualdad y romper con mitos y creencias propias de otros tiempos. Sería una conversación muy interesante, conociendolos/as seguro que conforme avanzaran los minutos se irían sumando personas para contar su experiencia y escuchar la de los demás. Al fin y al cabo, intentaría de una forma dinámica formarlos en igualdad, con las herramientas que pueda poseer.

- También se me ocurre que una vez salgan cursos para realizar tareas profesionales, alentar a ellos y a ellas de igual forma, haciendo que se apunten a cursos que hasta ahora eran claramente sexistas, convenciéndoles que no hay nada de malo, que muy al contrario todo lo que puedan aprender mientras estén en el centro sumará puntos en su curriculum.

Por otra parte, como decía, estarían compañeros/as como maestro/a, educador/a...:

- Simplemente me gustaría tener una conversación con ellos, alentándolos a poner en práctica cursos y enseñanzas sobre la igualdad entre sexos y el empoderamiento femenino, y ofreciéndoles mi ayuda y apoyo en todo lo que fuera necesario.

También me refería a los/as directivos/as de la prisión, estos son subdirectores/as y director/a:

- Una reunión con cada uno de ellos o con todos a la vez, ya que todos/as tienen algo que ver en la educación por la igualdad dentro del centro, desde el/la administrador/a, a la hora de pedir subvenciones o presupuestos para cursos, pasando por tratamiento, seguridad, régimen y acabando por el la director/a, que es quien dice la última palabra. Una reunión para pedir más compromiso con las acciones por la igualdad que se puedan asumir desde instituciones penitenciarias, incluso en connivencia con otros ministerios, como puede ser educación. Les propondría, para romper el hielo, que invitaran a alguna asociación pro igualdad de su ciudad, que visitarían el centro seguro de una forma altruista, sin tener si quiera que gastar dinero. A todo ello, como dije con otros profesionales, les brindaría mi ayuda y apoyo.

Por último contaría con el/la defensor/a del pueblo, a quien le podría hacer llegar mis sugerencias e ideas para avanzar en pro de la igualdad de sexos dentro de los centros penitenciarios. Seguro que éste órgano tendría mucho que decir sobre todo lo expuesto.

Finalmente y tras ésta exposición, me doy cuenta que puedo hacer mucho más de lo que creía, sólo basta con pensarlo detenidamente y atreverse a hacerlo.






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